Tratamiento temprano de ortodoncia: ¿Cuándo comenzar con una ortodoncia?
El tratamiento precoz en ortodoncia, también conocido como ortodoncia interceptiva, se refiere a la intervención ortodóntica realizada en niños. Esta intervención se realiza en una etapa temprana, generalmente entre las edades de 4 y 10 años, cuando el niño todavía tiene dientes de leche y sus dientes permanentes están comenzando a erupcionar. El objetivo principal de este tipo de tratamiento es corregir problemas del desarrollo dental y óseo antes de que se conviertan en problemas más serios que puedan requerir tratamientos más complejos y prolongados en el futuro.
El tratamiento precoz en ortodoncia puede incluir el uso de aparatos removibles o fijos, que ayudan a dirigir el crecimiento óseo, asegurar el espacio adecuado para los dientes permanentes que están por salir, corregir hábitos dañinos (como chuparse el dedo, respirar por la boca, alteraciones al tragar), y tratar problemas de mordida, como la mordida cruzada, la sobremordida o la mordida abierta.
Consideremos la analogía de un niño que tiene una pierna más corta que la otra. ¿Es mejor esperar y ver cómo se desarrolla esta discrepancia con el tiempo, potencialmente complicando su postura y marcha, o sería más prudente consultar a un traumatólogo para evaluar y, si es posible, corregir la alteración lo antes posible?
¿Corregir lo antes posible o esperar a la preadolescencia-adolescencia?
Para responder a esta pregunta, sería importante tener presente que en el mundo de la ortodoncia, existe un debate significativo en torno al momento óptimo para iniciar el tratamiento en niños. Este discurso dicotómico se centra en dos corrientes principales de pensamiento entre los profesionales de la ortodoncia.
Por un lado, encontramos a aquellos ortodoncistas que abogan por iniciar el tratamiento cerca del pico de crecimiento prepuberal. Esta perspectiva sostiene que aprovechar el momento en que el crecimiento está en su punto más álgido puede maximizar la eficacia del tratamiento, permitiendo correcciones más significativas en la alineación dental y en las discrepancias óseas con un impacto más profundo y duradero. Según esta visión, esperar a este periodo de rápido crecimiento ofrece una ventana de oportunidad única para influir positivamente en la estructura ósea y dental del niño.
Por otro lado, existe una corriente de profesionales que prefieren intervenir precozmente al detectar cualquier alteración, sin esperar al pico de crecimiento. Esta filosofía de tratamiento temprano argumenta que corregir las alteraciones ortodónticas desde su detección no solo previene el desarrollo de problemas más complejos, sino que también puede tener un impacto positivo en el desarrollo facial y dental del niño, además de mejorar su autoestima y bienestar emocional. Los defensores de este enfoque creen que esperar puede resultar en la necesidad de tratamientos más invasivos o prolongados en el futuro.
Este debate se asemeja a una reflexión que podemos trasladar a otras áreas de la salud y el desarrollo infantil. Consideremos la analogía de un niño que tiene una pierna más corta que la otra. ¿Es mejor esperar y ver cómo se desarrolla esta discrepancia con el tiempo, potencialmente complicando su postura y marcha, o sería más prudente consultar a un traumatólogo para evaluar y, si es posible, corregir la alteración lo antes posible?
Este dilema subraya la importancia de considerar tanto el momento óptimo para la intervención como el impacto a largo plazo de dicha decisión. La elección entre esperar al pico de crecimiento o intervenir precozmente no es meramente una cuestión de timing; es una decisión que debe sopesar los beneficios potenciales del tratamiento temprano contra los riesgos de posponer la intervención. La prescripción debe ser personalizada, teniendo en cuenta no solo los aspectos técnicos del caso, sino también las necesidades individuales del niño, su bienestar emocional y el consejo de ortodoncistas experimentados.
Beneficios del tratamiento temprano de ortodoncia
El tratamiento temprano en ortodoncia ofrece varias ventajas significativas, especialmente en términos de prevención, eficacia y la posibilidad de lograr resultados óptimos en el desarrollo dental y facial de un niño. A continuación, se detallan algunas de las principales ventajas de este enfoque:
- Corrección de problemas de crecimiento óseo: Permite guiar el crecimiento de los maxilares en una posición más favorable, lo que puede corregir desequilibrios faciales o problemas de mordida.
- Reducción de la necesidad de extracciones futuras: Al intervenir tempranamente, es posible administrar el espacio para los dientes permanentes que aún no han erupcionado, lo que puede disminuir la necesidad de extraer dientes permanentes más adelante debido a la falta de espacio.
- Prevención de problemas más serios: Algunos problemas ortodónticos pueden agravarse si no se tratan a tiempo. El tratamiento temprano puede prevenir que estos problemas se vuelvan más complejos y difíciles de tratar en el futuro.
- Mejora de la estética facial: Al influir en el desarrollo óseo en una etapa temprana, se puede mejorar la proporción y la armonía facial, lo que contribuye a la confianza y la autoestima del niño.
- Corrección de malos hábitos: El tratamiento temprano puede ayudar a corregir hábitos orales perjudiciales, como chuparse el dedo, el uso prolongado del biberón o la respiración bucal, que pueden alterar el desarrollo dental y facial.
- Mejora de la función oral: Corregir problemas de mordida y alineación temprano puede mejorar la función masticatoria, la respiración, y hasta el habla.
- Reducción del riesgo de traumatismo en dientes protruidos: Los dientes que sobresalen (protruyen) están en mayor riesgo de ser dañados por lesiones. Al corregir este problema temprano, se reduce el riesgo de traumatismos dentales.
- Tratamiento más corto y menos complicado en la adolescencia: Al resolver ciertos problemas ortodónticos en una etapa temprana, el tratamiento necesario durante la adolescencia puede ser más corto y menos complejo.
- Mejora en la cooperación del paciente: A menudo, los niños son más receptivos y cooperativos con los tratamientos ortodónticos a una edad temprana en comparación con la adolescencia. Esta disposición puede facilitar la gestión del tratamiento, permitiendo que se sigan las instrucciones del ortodoncista más efectivamente. La colaboración en aspectos como el cuidado de los aparatos ortodónticos y el seguimiento de las recomendaciones para el hogar es crucial para el éxito del tratamiento. En las etapas tempranas, los padres pueden jugar un papel más activo en el mantenimiento de la rutina del tratamiento, lo cual puede ser más desafiante durante la adolescencia, cuando los jóvenes buscan mayor independencia y podrían no darle tanta prioridad al cumplimiento de las indicaciones ortodónticas.
En Ortodoncia Madrid apostamos por el tratamiento temprano
En Ortodoncia Madrid, tras nuestros más de 20 años de experiencia clínica, somos más partidarios de intervenir de manera precoz, en el momento en el que se detecta el problema, siguiendo la lógica de la analogía de la pierna más corta, aunque siempre individualizando cada caso. Además, actualmente existen tratamientos de ortodoncia temprana, como por ejemplo, con alineadores, con resultados muy satisfactorios, que harán el proceso mucho más sencillo.
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